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  • Writer's pictureCEL Chile

¿Por qué un libertario debe votar RECHAZO el próximo 4 de septiembre?

Por Centro de Estudios Libertarios


Si bien en el sector liberal-libertario chileno ha primado la coherencia en torno a las decisiones electorales de los últimos dos años, especialmente apoyando el RECHAZO en el plebiscito ilegítimo de 2020 y votando contra el gobierno neocomunista de Gabriel Boric en 2021, nunca está demás insistir en los motivos de fondo que deben unificar la lucha libertaria en una constante resistencia contra el proceso insurreccional en curso, resistencia que el próximo 4 de septiembre se graficará votando nuevamente por la opción RECHAZO para impedir que se apruebe la implementación de la peor constitución que se haya redactado en la historia de la humanidad hasta ahora.


Conviene hacer una pequeña aclaración antes de hacer un breve recuento de los elementos nefastos para la libertad que tiene el proyecto constitucional. Independiente de si el sector liberal-libertario se asume como de "derecha", la filosofía política libertaria es humanista y cree en la ley natural, en la libertad de pensamiento y de asociación, en el emprendimiento de actividades de forma libre siempre y cuando no se atente contra terceros y en la primacía del individuo frente a la tiranía colectiva. En resumen, recogemos lo mejor de lo que ha sido nuestra tradición republicana de los últimos 200 años, porque a la luz de la evidencia es notorio que los chilenos, a medida que han avanzado nuestras ideas al amparo de nuestras leyes, han tenido un progreso innegable, que ha significado un milagro económico que ha permitido disminuir el hambre, el analfabetismo, la escasez de agua potable, el acceso a mejor salud y educación, etc.


En ese contexto, los liberal-libertarios asumimos que desde el 18 de octubre de 2019 lo que ha ocurrido en Chile es un creciente proceso insurreccional, el cual está completamente coordinado por fuerzas de izquierda extrema que son totalmente enemigas de nuestro pensamiento. Los pocos libertarios que pensaron que este proceso revolucionario podía llevarnos a un escenario en que se podrían lograr avances liberales han demostrado estar absolutamente confundidos y son, afortunadamente, una cada vez más insignificante minoría que pecó de ignorancia al apoyar el "apruebo" en 2020.


Existe, quizás, un punto que podría implicar una confusión para los libertarios aún hoy, y es la agenda radical de "descentralización", una bandera que defiende la doctrina libertaria, especialmente por la defensa de que de forma autónoma la sociedad civil gestione sus recursos de mejor forma que mediante una autoridad omnipotente centralizada. Además, la nutrida obra de autores como Murray Rothbard o Hans-Hermann Hoppe es partidaria de la secesión territorial si está en juego la libre asociación. Sin embargo, es necesario tomar en cuenta que esta es una realidad que solo tiene sentido en una sociedad libertaria si tienen como fundamento los principios libertarios antes enumerados. Veremos que esa no es la realidad de lo que propone la Convención Constitucional.


Estos son los tres principales puntos que hacen que un libertario DEBA votar RECHAZO el próximo 4 de septiembre:


1- Liberticidio:


Quien haya leído los artículos hasta ahora aprobados por la CC podrá haber notado que uno de sus principales fundamentos es un cambio de modelo del Estado desde uno subsidiario a uno "solidario", es decir, socialista.


La subsidiariedad es positiva porque permite la libertad de las personas de emprender en alguna materia de necesidad social, contribuyendo al bien común de forma que, mediante su legítima ganancia, permite que ambas partes, consumidor y prestador de servicios, se beneficien, permitiendo la mejoría de la sociedad en su conjunto. Un modelo "solidario" es un modelo socialista que le da mayor atribución al poder estatal de intervenir en la economía sin ningún contrapeso y evitando el cálculo económico, lo que se traduce en un descenso radical de la calidad de los servicios y en una acentuada escasez, tal como ha sido la tónica en todos los modelos que han implementado modelos colectivistas.


Ahora bien, este modelo colectivista es engañoso por dos motivos: primero, no es un estatismo típico, está distribuido en una enorme maraña de colectivos que estarán repartidos en todo Chile a modo de asambleas, de forma que puedan ser silenciadas todas las posturas distintas a un modelo totalitario, de esa manera podrán validar su régimen en base a una supuesta conformidad entre las "bases" y el Estado, que estará administrado por fuerzas de izquierda. En segundo lugar, ocupa el argumento del ecologismo radical para justificarse en términos emocionales; bajo el supuesto de que es necesario acabar con el capitalismo (y la propiedad privada) para salvar el planeta. Por ello es que la CC tiene una comisión especializada en ecologismo para asegurarse de que esa narrativa sea predominante en los artículos que se vayan aprobando, de forma que parezca inmoral oponerse a ellos.


El ecologismo radical ha sido en los últimos años una de las puntas de lanza para acrecentar el poder de organismos internacionales en la autonomía de los países, algo que han denunciado los principales exponentes libertarios, y su objetivo es el reemplazo del viejo estatismo por una doctrina totalitaria más profunda que demoniza y persigue la libre asociación y el libre emprendimiento. Esto permitirá la existencia de un mecanismo ideológico-político que permitirá todo tipo de censura, intervención y expropiación. Esta maquinaria de orden anticapitalista considerará "fascismo" al libertarismo por estas causas.


2- Cultura de la cancelación institucionalizada:


El foco moral del sistema propuesto por la CC no es solo este supuesto ecologismo, sino también las llamadas "reparaciones históricas" a grupos "oprimidos" tales como los indígenas, feministas, colectivo LGBT, etc.


Todo lo referente a feminismo y colectivos LGBT está cooptado por la derecha por un motivo similar a cómo se plantea el ecologismo, que el sistema imperante es inmoral porque en base a los llamados roles de género perpetúan un sistema de dominación económica sostenido por la propiedad privada, por ello es que estas "disidencias sexuales", lejos de estar emparentados con la libertad individual, tienden a reivindicar un régimen socialista culturalmente totalitario, el cual niega la realidad en distintos puntos, por lo cual adjudican el epíteto de "fascista" a todo aquel que exponga esas contradicciones.


Los libertarios históricamente se han comprometido con la evidencia empírica, sin embargo, esa facultad quedará proscrita por este régimen que necesita sistemáticamente de impedir que un debate honesto pueda llevarse a cabo para que puedan llevarse a cabo esas "reparaciones", las cuales, para el neomarxismo, corresponden a lo que económicamente es la redistribución de la riqueza, que en este caso sería algo como una "redistribución de poder" que les permite a estos colectivos mandar por sobre la ciudadanía de forma absoluta.


El indigenismo es, en este punto, una de las claves de este proceso, por eso la urgencia de la CC es redactar una constitución "plurinacional" que segregue a la población en distintos regímenes jurídicos, de los cuales la mayoría, los indigenistas, basados en la idea de abrogar el sistema liberal republicano, tendrán la facultad de crear territorios "autónomos" donde los principios de vida, libertad y propiedad no serán aceptados.


Por eso es que el indigenismo no puede ser visto como un secesionismo en términos clásicos, sino como una forma de combatir el estilo de vida completo al cual los chilenos han estado acostumbrados desde su formación como república. En ese paradigma todas las libertades individuales y los derechos de la ciudadanía como las conocemos serán proscritas por no adaptarse a la forma de vida indigenista. Se crean así totalitarismos múltiples que se arrogan una superioridad por sobre la sociedad civil tradicional y que, al avanzar, no se conformarán con meras autonomías territoriales, sino que apuntan a que la sociedad sea controlada de forma total.


3- Despedazamiento del país en múltiples asambleas totalitarias


En base a lo explicado en los puntos anteriores, queda manifiesto que la desmembración del país en una nueva configuración "descentralizada" no obedece a la descentralización administrativa y económica tradicional que defiende un liberal-libertario. Recordemos que es la hegemonía política la que define el sentido de las cosas, por ende, una "descentralización" en los términos neomarxistas que plantea la CC nunca tendrá el sentido de libertad de asociación y de gestión de recursos que propone una verdadera descentralización.


La desmembración de Chile en "territorios autónomos" apunta más a la creación de ghettos totalitarios y asambleístas que confunden al votante para que crea que no se está imponiendo un nuevo tipo de socialismo. Quien conozca el funcionamiento de las asambleas universitarias, donde se vota a mano alzada para intimidar e identificar a la oposición y donde minorías radicales disponen de la vida y de la propiedad de otros, podrá entender que se trata de una tiranía absoluta que no está concentrada en un solo gran caudillo, ni en un solo sistema burocrático, sino que está distribuido en muchos tiranillos de forma horizontal.


Estos son los puntos centrales sobre los cuales se construye la nueva propuesta constitucional, todos ellos contrarios a lo que profesa la teoría humanista liberal-libertaria, y es por ello que es imperativo que los libertarios RECHACEN sin dudas ni vacilaciones el próximo 4 de septiembre.

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