Por Michael Cañete
Es indudable el avance económico que Chile y el mundo entero han alcanzado con las libertades económicas. Tan solo en nuestro país hace 50 años sufríamos de desnutrición infantil, de enfermedades horribles como la tuberculosis y el tifus y éramos un país realmente tercermundista, de eso no cabe duda. Lo mismo podemos decir de otras regiones del mundo donde, gracias a dichas libertades, la escasez y la pésima calidad de vida se han venido superando. ¡La humanidad jamás nunca pegó un salto tan elevado en la historia como el que dio desde 1800 en adelante! y es que fue precisamente en el siglo XIX donde liberalismo económico tomo una forma más legitima y formal. Gracias a ese salto se desarrollaron también la tecnología y la medicina y se mejoró la producción de comida, etc. Sin duda alguna, que los tiempos oscuros de hambrunas y pestes que tanto azotaron al hombre en el mundo antiguo y la edad media se habían superado...
Detengámonos en el caso chileno... No quiero entrar en detalles de los evidentes beneficios que el sistema generó al país; pero si es rotundamente necesario contextualizar el cambio en el escenario social. El paradigma chileno cambió rotúndamente, esta vez, había que ser competitivo en todo, el ganar dinero se transformó en un deseo y reflejo del éxito, no está mal, de hecho, está muy bien y lo comparto, todos queremos ser exitosos en el ámbito financiero, y tener unas lindas vacaciones, renovar el auto, tener un iphone, etc.
A su vez, la amenaza marxista de Chile desde los ochenta ya estaba suprimida, cada vez existían menos contrincantes, nos empezamos a acostumbrar al éxito rotundo del modelo de libertad, del cual también me siento orgulloso. Esto llegó a su apogeo más alto con la caída muro de Berlín y de la URSS. Los economistas y expertos en finanzas empezaron a regular la sociedad y generar ciertas pautas para que la gente pudiese tener un éxito financiero aplicando estos modelos a toda la sociedad, todo parecía ir perfecto, pero ¿Dónde quedaron las humanidades? ¿Dónde quedó la cultura? ¿Los saberes? Al parecer, quedaron sepultadas, tal parece que en Chile ¡las humanidades se murieron!
¿Qué hace al ser humano, ser efectivamente humano? La respuesta está en la cultura, las humanidades son las que estudian las acciones y conductas que forman esa cultura. La economía entregó un gran aporte a la sociedad, pero no puede ni debe regular la vida de ninguna sociedad, porque es incompetente en esa área. La sociedad que el mundo de las finanzas construyó dejó una gran fisura en la sociedad, que cada vez fue creciendo de manera abismal, "el abandono de las humanidades". Ante tal abandono, los únicos que tomaron esta gran herramienta fueron los teóricos de la izquierda, ellos potenciaron esta poderosa arma, ¡y miren todo lo que han conseguido en estos 40 años de progreso chileno!
El poder de manipulación y de las mentiras de la izquierda se deben a su buen manejo en las humanidades y ciencias sociales, incluso hoy en día gente muy exitosa en ámbito financiero termina siendo de izquierda, algo bastante paradójico, y es porque sencillamente adoptan las humanidades que la izquierda les ofrece.
No existen estudios humanistas que no sean de izquierda; bueno, si existen, pero son muy escasos y, debido al éxito financiero, ya nadie las consideraba necesarias. La izquierda, en un proyecto de largo plazo, tomó las humanidades e instaló la narrativa de las “víctimas” del sistema que ellos llaman “neoliberal”; y aceptemos que tienen tantos textos y estudios que parecen terminar conquistando la verdad; mientras tanto, y la derecha ¿Qué ha hecho? – Nada-.
La izquierda confió su futuro a los humanistas, mientras la derecha a expertos en finanzas…
Para terminar, ya habiendo evidenciado qué tan grave fue la fisura de nuestro sistema, el drama no es una cuestión de economía o que los números no calcen, sino que es una cuestión netamente cultural: el sistema las dejó abandonadas, tiradas y fueron menospreciadas, generando que las personas miraran en menos a las humanidades, ignorando por completo la gran herramienta que históricamente han sido. La izquierda fue el único grupo político que las tomó y las supo valorar, construyendo de este modo su estilo de cultura. La cultura de izquierda tampoco es tan brillante y es fácilmente es refutable, por lo general, su discursividad se basa en mentiras, manipulaciones sentimentales exageraciones y verdades a medias que no son la gran cosa, pero, son los únicos que la utilizan, nadie más las usa, la derecha sigue entusiasmada con la rentabilidad e inversiones.
Las humanidades deben cobrar la importancia que efectivamente tienen en el modelo de la libertad y fundamentar de manera intelectual la validez del modelo que nos llevó al éxito en la región, dejemos a los economistas atendiendo cosas que atienden los economistas, y a los humanistas cosas que atienden ellos ¡la visión económica e inversiones jamás pueden serlo todo! El ser humano debe seguir siendo humano contribuyendo culturalmente en el saber, esto es lo que nos diferencia de los animales. Dándole la merecida importancia que merecen a las humanidades se podrá recién ahí combatir al marxismo y a todo el proyecto a largo plazo que viene construyendo hace décadas, y que ha venido entrado por las fisuras del sistema.
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