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La Curva de Laffer: ¿Una señal para Chile?

Por Michel Monserrat


Resulta bastante común encontrarse en los medios de comunicación más grandes de nuestro país, una constante muy definida con respecto a la figura del presidente Donald Trump, al que se le presenta como un personaje “racista”, “machista”, “misógino”, “violento”, “petulante”, “un peligro para la democracia”. Se ha construido, por tanto, dentro de la sociedad, a Trump como una figura repugnante, todo aquello de lo que no debe representar una persona, como si sólo un sector de la sociedad tuviera la fórmula definida e inmutable de cómo es que una persona debe ser, actuar, pensar y decir. Incluso en los Estados Unidos, previo a las elecciones, se hablaba de el “nuevo Hitler”. Etiquetas que en términos objetivos no se traducen en nada relevante para la mayoría de la gente común, puesto que, al final de cuentas, lo que importa es su desempeño en el cargo, no las opiniones personales que se puedan tener.



Dicho todo esto, entonces, cabe hacerse la pregunta: ¿qué ha representado concretamente Donald Trump en cuanto a su desempeño? Revisemos el que al menos considero el más trascendental triunfo de su gestión, y que imagino que a toda persona también le importaría, el concerniente en materia económica. Y es que una de sus principales propuestas de campaña fue la rebaja de impuestos. Y así fue, redujo a la mitad el tipo del Impuesto de Sociedades y el Impuesto sobre la Renta. ¿Su resultado? El Estado norteamericano ha incrementado en un 12% su recaudación, generando un superávit de 214.000 millones aplastando el récord observado en el año 2001. Asimismo, las cifras de desempleo han alcanzado números extraordinarios, posicionándose en torno al 3,9%. Y si esto fuera poco, la oferta de trabajo ha superado al número de personas paradas. Es decir, ¡hay más trabajo que personas disponibles para trabajar! Ante ésto solo queda preguntarse dos cosas: ¿por qué los medios de comunicación de nuestro país no han informado sobre este espectacular logro de política económica? Y por otro lado ¿Cómo se explica esto? para la primera no tengo respuestas. Afortunadamente, para la segunda, puedo intentar, lo mejor posible, esbozar una respuesta satisfactoria.


La inmensa mayoría de las personas, y en esto me incluyo, pensamos alguna vez que a medida que se gravaba de más impuestos, el Estado era capaz de recaudar más; pero sucede que las cifras anteriormente presentadas rompen con toda la lógica que la mayoría, en algún momento, dábamos por indiscutible. Pues bien, este triunfo de Trump no fue al azar, sino que fue tomado del estudio del economista de la misma nacionalidad, Arthur B. Laffer, quien creó una curva (que lleva su nombre), la cual sugiere que el aumento en las tasas impositivas no necesariamente se traduce en mayor recaudación para el fisco, ya que si se llega a niveles de “estrangulamiento” lo que provoca es todo lo contrario, por cuanto sanciona la producción de riqueza, desincentivando la creación de valor. Por el contrario, y como vemos en el caso estadounidense, las rebajas de impuestos suponen un excelente incentivo para la inversión, creación de nuevos puestos de trabajo, aumentos del salario real, impactando positivamente en el consumo, la producción y la libre competencia.


La reducción de los impuestos en términos concretos es otorgar mayor libertad a las personas, especialmente para aquellos capaces de generar riqueza. Así es estimado lector, hablamos de los empresarios. El hecho de que los empresarios cuenten con mayor cantidad de recursos para invertir se traduce en una mayor competencia en el mercado laboral, puesto que, al encontrarse en situaciones fiscales favorables, la oferta de trabajo aumentará y con ello la calidad de la oferta se verá conjuntamente beneficiada. En palabras que nos interesan a todos: mejores salarios.


Nuestra sociedad, lamentablemente, ha sido infestada, como si de un virus maligno se tratase, de mirar la actividad empresarial como a Belcebú, “el empresario es el enemigo, es quien, a través de tu esfuerzo se enriquece y solo deja para ti humillantes migajas”. Estimado lector, nada, absolutamente nada de lo que hoy tenemos como nación ha sido logrado sin el tiraje de la actividad empresarial. La transformación de materias primas en productos de consumo terminados, a través de la inversión de capital privado con el justo objetivo de recibir beneficio a cambio, es y será siempre la dinámica de la acción humana. Lo queramos o no, son los que tiran de la economía y es por ello que debemos trabajar conjuntamente para que todos seamos beneficiados. Es por ello que propuestas como las del Ministro de Hacienda en cuanto a que gravar de impuestos a las plataformas digitales “significará algún tipo de beneficio”, están definitivamente alejadas de la realidad. Esto, en términos sencillos, sanciona el consumo recreativo de los ciudadanos, puesto que, a diferencia de lo que nos señala el señor Larraín, las empresas traspasarán este costo adicional a los consumidores y no lo asumirán las empresas “de buena fe”.


Los resultados serán obvios e inmediatos, el servicio será más caro, viéndose la demanda disminuida, afectando a todas aquellas personas que generan ingresos en plataformas como “Rappi”, o en comercio electrónico interpersonal utilizando plataformas de importación como “Amazon”. En definitiva, no es una buena medida sobrecargar más a la población de carga fiscal.


Por último, como ciudadano común, no veo con malos ojos ensayar la Curva de Laffer en nuestro país con el fin de incentivar la inversión, la creación de puestos de trabajo, el incremento del salario y la calidad en la competencia, no sólo en el mercado del consumo, sino que también en el mercado laboral. Y finalmente, respetados honorables de la República, no olvidemos que menos impuestos, es igual a más libertad.

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1 Comment


robertobarreralobos
Jul 20, 2019

Un alcance a la publicación. Muchos de los empresarios en Chile han cimentado su propia reputación en base al corporativismo y proteccionismo amparado por el Estado: Es a estas prácticas a las que las personas —Con justa razón— desprecian. El crecimiento y desarrollo nacional está ligado más que a las empresas, al libre mercado. Saludos!

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