CEL Chile
El Centro de Estudios Clásicos frente al Modelo Educativo de la UMCE
Updated: Jun 20, 2019
Por Cristian Mancilla - Magíster de Investigación
EN QUÉ CONSISTE LA INNOVACIÓN
En general, el nuevo Modelo Educativo de la UMCE enfatiza la innovación, aunque sin entregar una reflexión acerca de por qué la innovación sea relevante o valiosa. Pues, como afirma Miguel León en su ensayo «Ciudad de México. La ciudad intangible», «nuevo no quiere decir mejor: sólo quiere decir último». De todas maneras, asumo y quiero creer que la innovación referida en el Modelo Educativo de la UMCE sí implica un mejoramiento.
Hace falta reflexionar, no obstante, sobre la mecánica para una innovación real. Porque alguno podría imaginar que los futuristas, con su proposición de quemar las bibliotecas y los museos para dar espacio a las maravillosas obras de arte que su espíritu daría a luz, eran innovadores. Estrictamente, uno podría afirmar que está innovando cuando ha destruido los antecedentes de su actividad y de sus productos, pero tal afirmación no sería la más exacta o la más precisa. Porque quien innova debe, para honrar el significado de la palabra, crear algo verdaderamente nuevo, por ende, algo que no ha existido (aun cuando haya sido destruido) con anterioridad en el campo cultural del que hablamos (cualquiera que fuere). De manera necesaria y lógica, pues, hace falta conocer la totalidad (o al menos la mayoría) de los antecedentes de nuestra obra o actividad: si no lo hacemos, muy probablemente estaremos repitiendo algo que ya fue hecho antes, pero de lo cual no tenemos noticia. Como me dijo sabiamente el Dr Jaime Blume mientras dirigía mi tesis de grado: una tesis implica registrar todo el territorio conocido y mover la frontera un metro más allá. La innovación no solo requiere, sino que exige y depende de tener conocimiento y conciencia de todo lo que se ha hecho antes de que nosotros propongamos cualquier cambio. De manera que este proceso, aparentemente tan sencillo, exige años de preparación y kilos de conocimiento. Porque las ideas nuevas no surgen desde una caja de herramientas sin materiales sobre los cuales trabajar, sino que desde la contemplación de los materiales—incluso en ausencia de la caja de herramientas. En efecto, solo la acumulación de conocimiento —una práctica tradicional despreciada, pero indispensable para cualquier innovación— entrega las condiciones necesarias para la proposición de nuevas ideas: no hay conocimiento nuevo ni innovación posible sin una acumulación generosa, hasta grotesca, de conocimiento en los alumnos—si pretendemos que tengan la capacidad de innovar algún día.
Entonces, claro, abracemos la innovación; pero garanticemos que esta innovación ocurrirá y creemos la única condición necesaria para que ocurra: colmemos las cabezas de los estudiantes con contenidos conceptuales. Si no hacemos esto, ninguna innovación será posible jamás y el Modelo Educativo habrá fracasado.
Para que valga la pena, cualquier innovación debe quedar registrada: solo así llega a formar parte del mundo —el conjunto de las cosas construidas o fabricadas por los hombres de acuerdo con Hannah Arendt— y sirve como antecedente para la innovación futura. De otra manera, pasará sin pena ni gloria y se perderá en la noche de los tiempos. Así que la manera más efectiva de innovar es por medio de las publicaciones académicas: artículos, libros y ensayos que den cuenta de las ideas propuestas y de los experimentos realizados.
Aun así, cabe recordar que la innovación no es necesaria a toda costa: ¿para qué querría innovar el que tiene un buen desempeño y consigue buenos resultados? Porque no es sabio tratar de reparar lo que funciona correctamente, ¿cierto? No me opongo a la necesidad de arriesgarse cuando uno decide innovar, pero sí afirmo que la decisión de innovar no debe ser tomada porque sí, sino porque juzgamos que existe una oportunidad realmente valiosa o que tenemos un problema que resolver.

CÓMO EL CENTRO DE ETUDIOS CLÁSICOS POSIBILITARÁ LA IMPLEMENTACIÓN DEL MODELO EDUCATIVO
El Centro de Estudios Clásicos robustece los fundamentos del Modelo Educativo, alumbra sus propósitos e integra sus ámbitos de formación. Puesto que la misión de la UMCE es servir a los propósitos de la educación, el Centro realiza esta misión por medio de la enseñanza de las lenguas y la cultura grecorromanas y por medio de su propia misión, que implica recuperar el sitio y la función de las humanidades en la educación. Tanto las asignaturas cuanto los textos (especialmente los de literatura y de filosofía) dictados en el Centro estimulan que los alumnos tomen conciencia de su condición humana integral y perfectible, en sintonía con los referentes filosóficos del Modelo Educativo. La formación ofrecida por el Centro, que es filológica por naturaleza, vincula de manera estrecha la teoría y la práctica, por cuanto la interpretación de los textos nunca pierde de vista los originales grecorromanos sobre los cuales elabora. Las asignaturas y seminarios dedicados a la cultura grecorromana —en los ámbitos literario, filosófico, histórico, artístico y religioso— brindan todo el contexto necesario para el estudio filológico de los textos grecolatinos. Estas comparaciones constatan cómo el Centro de Estudios Clásicos consolida la misión de la UMCE, además de sus referentes filosóficos, epistemológicos y psicopedagógicos y de la formación en contexto: los cinco elementos que fundamentan el Modelo Educativo.
El Centro de Estudios Clásicos dota a sus alumnos de conocimientos suficientes para innovar y para transformar su ámbito de desempeño (principio transformacional), concentra todas las áreas de la cultura en su currículum (principio de integralidad), ofrece programas de formación distinguidos por su foco sobre las lenguas o sobre la cultura (principio de flexibilidad), abre espacios de reflexión crítica sobre su quehacer académico por medio de congresos nacionales e internacionales y de publicaciones periódicas —la revista Limes y la colección Iter— (principio de reflexividad), resguarda los saberes antiguos que garantizan una innovación efectiva en la educación del futuro (principio de proyectividad) y ha modificado de manera racional y constante tanto sus programas de estudios cuanto sus medios de difusión (principio de plasticidad). Estos contundentes ejemplos ilustran de qué manera el Centro de Estudios Clásicos alumbra los propósitos del Modelo Educativo de la UMCE.
Los programas académicos del Centro de Estudios Clásicos ofrecen una completa formación que permite a sus alumnos tanto comprender la cultura grecorromana en particular y, por extensión, la cultura occidental en general cuanto acceder a las fuentes escritas que hacen posible esta comprensión, lo cual satisface el ámbito de formación disciplinar-pedagógico del Modelo Educativo. La realización de seminarios y de congresos, sumada al ejercicio filológico de lectura o traducción de fuentes grecolatinas, concreta el ámbito de formación de reflexión sobre la propia práctica en los alumnos del Centro. La entrega de conocimientos amplios y completos sobre la cultura grecorromana y las lenguas griega y latina otorga las herramientas necesarias, tanto conceptuales cuanto procedimentales, para consumar el ámbito de formación en renovación e innovación. El entrenamiento de los seminarios y de los congresos académicos organizados por el Centro de Estudios Clásicos concede a sus alumnos el ámbito de formación en investigación y experimentación. Los congresos académicos y las actividades de extensión desarrollados por el Centro, finalmente, permiten completar el ámbito de formación de desarrollo integral en sus estudiantes. Todos estos ejemplos demuestran cómo el Centro integra plenamente el Modelo Educativo de la UMCE.
De esta manera, el Centro de Estudios Clásicos no solo robustece los fundamentos del Modelo Educativo a la vez que alumbra sus propósitos e integra sus ámbitos de formación, sino que se yergue como ejemplo a seguir entre las unidades académicas de la UMCE.