Por @elnipal
Quienes han seguido atentamente lo que está sucediendo en Estados Unidos tras el caso de abuso policial en Minneapolis, podrán ya a estas alturas haber concluido que existen demasiadas similitudes con lo que pasó en Chile. Partiendo por el lenguaje de los “manifestantes”, que salieron en redes sociales con frases calcadas a los insurrectos en Chile como “fueron pacos infiltrados”, “Protestamos pacíficamente y no funcionó”, o con simbología idéntica, rayados de ACAB en las calles, banderas de la CAM incluidas.
Pero Estados Unidos no es Chile, hay una serie de factores que hacen que el panorama no sea bueno para los mal llamados “manifestantes”. Vamos a analizar una a una.
TRUMP NO ES PIÑERA
Decía Mencius Moldbug que la causa de la violencia revolucionaria no era la opresión, sino un Gobierno débil. Piñera y la derechita chilena han confundido hace muchos años lo que es ejercer poder, creyendo que se trata simplemente de hacer menos malas las barbaridades que propone la Izquierda vía consensos. Pero el consenso no es un fin, es un medio, y así fue que se acostumbraron a ceder, a demostrar debilidad, lo que pasó en octubre en Chile fue simplemente este postulado llevado a sus últimas consecuencias, “impongo mi fuerza, y te hago ceder”. Era cosa de tiempo.
Trump en cambio, no es de ese tipo de líderes. Él ha sido capaz de enfrentar por meses a los demócratas, quitando el financiamiento de empleados estatales incluso, con tal que le dieran fondos para su muro con México. Desde un principio, él ha sido un liderazgo fuerte, ha conseguido acercamientos de paz con enemigos con bombas nucleares como Corea del Norte, y ha impulsado grandes reformas, logrando poner al pueblo en contra de la oposición, e incluso contra los medios hegemónicos. A diferencia de Piñera que entregó la constitución como un perfecto cobarde, Trump ya designó a Antifa como una organización terrorista, y se ha dedicado a apoyar a las fuerzas de orden.
LA CIA NO ES LA ANI, NI LA FUERZA PÚBLICA ES LA MISMA
A diferencia de las inoperantes agencias de inteligencia chilenas, que tras meses aún no descubren quién incendió el metro ni han atrapado a nadie en el sur de Chile por promover el terrorismo, en Estados Unidos a pocos días del inicio de las protestas en Minneapolis, ya se sabía que el 80% de los manifestantes venían de afuera de la ciudad. Es probable que ya sepan quién está detrás de la insurrección y los arrestos sean efectuados rápidamente.
Por otra parte, las fuerzas de orden tienen diferencias notables en ambos países. En Estados Unidos esto se ve de manifiesto, no solamente por contar con el total respaldo del presidente, de buena parte de la población y no tener activistas de los derechos humanos defendiendo delincuentes, sino también por su profesionalismo. La Guardia Nacional en pocas horas acabó con los remanentes Antifa de las calles de Minneapolis. Muy distinto a Chile, donde nadie respeta la ley.
LA DERECHA ESTADOUNIDENSE NO ES LA CHILENA
En Chile, la derechita es cobarde, no maneja medios de comunicación, viven disculpándose por pensar como piensan, no tienen proyecto político más que realizar consensos. En Estados Unidos, desde la obra de Andrew Breitbart en 2008, que existe una batalla campal comunicacional. La Derecha ha creado sus propios medios masivos, y sus youtubers tienen millones de seguidores. Hacen shows como por ejemplo “Change My Mind” donde van a campus universitarios a debatir con izquierdistas, exponiéndose a posibles funas sin problemas. Los republicanos siempre tuvieron un proyecto político claro que era hacer a su país grande. Se podría decir, que la hegemonía cultural está en disputa, a diferencia de Chile donde es de Izquierda. Entonces, no les será tan fácil sacar mentiras como lo hicieron en nuestro país, y si lo hacen, de todos modos ya Trump lleva meses criticando a los medios por su sesgo, y ha tenido éxito en quitarle popularidad a CNN, por ser notoriamente de un bando. Y si las cosas se ponen más difíciles, están todos fuertemente armados como para defender sus propiedades o negocios, y ya han demostrado ser capaces de enfrentar físicamente a los radicales de Izquierda en las calles si se da el escenario, tal y como se observó con la agrupación Proud Boys, famosos por golpear Antifas en protestas.
Así las cosas, los neocomunistas eligieron un mal país y un mal presidente a quien montarle una revolución molecular disipada. De hecho, puede resultar un error estratégico garrafal, pues si la CIA se pone a perseguir penalmente a los movimientos Antifa a lo largo de los países por considerarlos terroristas, se acabaría la revolución no solo en Estados Unidos, sino en el resto del mundo. Veremos.
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