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Araucanía y tecnología en Chile, una por otra

Por Nicolás Reyes Bórquez


Pésima la jugada más reciente de Sebastián Piñera. Éste nombra a Jorge Atton como intendente de Araucanía, y se entiende, necesita una cara “nueva” que genere confianza y contente a los medios, sin quitarle mérito profesional ya que ha trabajado varias veces para el Estado en diferentes Ministerios en el pasado.


Jorge Atton fue nombrado como el primer asesor en ciberseguridad, en medio de los bullados casos de robo de datos personales desde los bancos a principio y mitad de año. Atton y su equipo levantaron el primer proyecto de ley en ciberseguridad desde la gran revolución tecnológica ligada a las telecomunicaciones desde los años 90, el cual está dando vueltas en el congreso hasta el día de hoy. Desde aquí podemos decir “sí, la pega la está haciendo”.



El mismo Jorge Atton presentó el proyecto argumentando que “Estamos subiendo los estándares para que no quede la sensación de que cometer delitos informáticos es gratis”.

Ok, todo bien hasta acá, pero vamos rápidamente hacia el pasado.


Jorge Atton se desempeñó como subsecretario de telecomunicaciones en “Piñera 1”. Gracias a su gestión, y a la de varios otros de la cartera, se sentaron las bases para, por ejemplo: portabilidad numérica, entrada del 4G en Chile, diversificación del mercado en telefonía móvil, fibra óptica, entre otras cosas. Por lo tanto, nadie puede decir que Atton lo ha hecho mal.


Ahora volvamos al presente y tengamos en claro que Pamela Gidi, ingeniera comercial de la PUC y experta en marketing, TV digital y plataformas digitales, es la actual subsecretaria de telecomunicaciones. A decir verdad, su administración no ha sido remarcable ni mucho menos revolucionaria. Pero ¿Por qué? Y acá es donde debemos viajar nuevamente hacia el pasado, pero a unos cuántos meses atrás.


Es sabido que el Estado licita las redes a grandes empresas de telefonía para que estos las ocupen, y nosotros, el pueblo o la ciudadanía, gocemos de ellas. Gracias a esto es que contamos actualmente con 4G y una oferta de telefonía móvil que genera envidia en países mucho más desarrollados que el nuestro, por ejemplo, Gran Bretaña, donde aún existen líneas de metro en Londres que no cuentan con señal para los celulares de los ciudadanos de dicha ciudad. Así es, en Chile no estamos tan mal y que nadie te diga lo contrario. El tema es que durante la pasada licitación, a las grandes empresas se les ofreció el uso de la red 4G y desarrollo de 5G siempre y cuando cumplieran con dos condiciones: que ejercieran una labor social entregando cobertura telefónica e infraestructura a zonas alejadas de nuestro país que se ven precarizadas en esta materia, en especial colegios donde nuestros niños necesitan estar conectados con el resto del mundo; y que permitieran usar parte de sus redes a las empresas de telefonía móvil más pequeñas, todo esto para reforzar la libre competencia y la oferta que a todos nos ha entregado planes cada vez más baratos, más facilidades de pago, entre otras cosas. Lamentablemente los privados no cumplieron el segundo punto, por lo que al atentar contra la libre competencia, están en este momento viviendo una encrucijada con la actual administración.


Esa encrucijada los tiene de acá a 2020 en vilo, luchando en tribunales de justicia por sus errores. Está peligrando el desarrollo e implementación de la red 5G, la red más moderna del mundo, en nuestro país. La red 5G que, por ejemplo, supone que a nuestro país lleguen los afamados autos que se manejan de manera autónoma, la tan esperada por nuestro adultos mayores tele medicina, la ampliación de la red a lugares aún más alejados y recónditos de nuestro país, y por supuesto, cada vez más y mejor velocidad de la Internet, lo que significa entre otras cosas, la revolución en automatización de procesos y la irrupción de la robótica en el campo laboral. Todo esto afecta directamente al mercado laboral y de uno u otro modo en avanzar hacia el desarrollo. Nos aleja de palpar con nuestras manos y observar con nuestros propios ojos el alza de la productividad en Chile, traducida en por ejemplo, mejores pensiones para quienes se acercan al retiro.


Teniendo en consideración los problemas que estamos teniendo en telecomunicaciones y en materia tecnológica, recordando que el presupuesto para ciencia fue drásticamente modificado -a la baja- y que el Ministerio de ciencia, tecnología e innovación partirá con una pata coja, y por lo tanto, asumiendo que al gobierno poco y nada le interesa avanzar en estas materias -no así como en “Piñera 1”- ¿Se justifica el nombramiento de Atton como intendente de Araucanía, cuando este lo estaba haciendo bien en ciberseguridad y podría hacerlo perfecto en telecomunicaciones o, inclusive, como Ministro de ciencia, tecnología e innovación? Yo creo que no.


Pero no solamente eso: ¿Se justifica el verdadero suicidio político que vivirá Atton en una región tan conflictiva como Araucanía? Porque no nos veamos la suerte entre gitanos ni nos pisemos la capa entre superhéroes, la Araucanía será el tema del que todos vamos a hablar de acá al próximo año, y si la izquierda sigue gritando, y el gobierno sigue dándole rienda suelta a sus pataletas, de acá a las próximas elecciones presidenciales seguiremos con el tema en medios de comunicación, paneles de conversación, y cómo olvidar que será la consigna de moda para tomarse universidades y generar paros y marchas en diferentes puntos del país.


El economista Juan Ramón Rallo dice que actualmente quienes no se adaptan a los vaivenes del mercado, perecen. Actualmente el mercado está migrando hacia una economía digital y basada en el desarrollo tecnológico y científico. Pero a Sebastián Piñera parece no importarle mucho.


*Nicolás Reyes Bórquez es director del proyecto Alianza Futuro y vocero del Partido Libertario de Chile.

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